Al final tuve que dejar a mi familia...

... y venir a trabajar a Madrid. Ya llevo algo más de un mes y pocas ganas de escribir. Cada fin de semana es como una tortura, apenas llego y estoy con mi mujer y mi hija cuando tengo que volver de nuevo a Madrid para trabajar.

Criticaba, critico y criticaré a las obsoletas empresas de este país, empresas ancladas en la edad de piedra tecnológica y que, al igual que a mí, condenan a muchas familias a vivir separadas por tener que centralizar todo su podrido mundo en un único sitio ignorando la vida en el resto del país y a las personas que en él viven. Empresas a las que no les importan nada sus empleados que no son más que meros números.

Me viene a la memoria una de mis antiguas empresas de la cual estaba orgulloso, en poco tiempo han mandado a la calle a unas personas que llevaban más de 25 años trabajando para ellos, personas que con sus 50 años o más, se encuentran en la calle actualmente y con un negro porvenir. ¡Hay que reducir gastos!, dicen los muy golfos, si os cogiera el que fué uno de los mejores dirigentes de esa empresa, como consejero y presidente, os hacía desfilar a todos por la puerta. Han tomado el camino más sencillo en lugar del de la imaginación y la creatividad, han preferido tirar lo que en otro tiempo era considerado el mejor valor de la empresa.

Pero bueno, para qué cabrearse, es lo único que conseguimos mientras políticos, banqueros y empresarios aseguran bien su culo en sus asientos mientras al resto de los españoles nos amargan y nos destrozan la vida.